Quiero darte un puñetazo en la cara,
zarandearte el cerebro y gritarte en la oreja que te dejes de tonterías y te
pongas a escribir. Que escribas para algo, lo que sea, pero que escribas.
Desasosiego,
una palabra que significa, literalmente (que no figuradamente), «intranquilidad
o falta de sosiego».
Si
eres escritor, lo más probable es que conozcas esta palabra. Con seguridad, la
sientes unas cuantas veces. En mi caso, muchas al día.
Tanto
si estás empezando en este mundillo como si ya llevas un tiempo, debes saber
que el camino del juntaletras es… complicado. Porque escribir es el 10% de lo
que tienes que hacer si pretendes alcanzar tu sueño de ser un escritor
profesional. Sin embargo, ese 90% a veces nos hace olvidar que el otro diez, el
escribir, es y siempre será lo más importante.
Porque,
señores, puedes tener un blog, puedes tener miles de seguidores en las redes
sociales, un buen número de contactos literarios, pero, si no has terminado una
obra que puedas presentar a tu público, ¿de qué sirve?
Ese
pensamiento es lo que me provoca el tan terrible, pero inevitable y necesario,
«desasosiego», como le ocurrió hace poco a nuestra amiga Miriam, autora del blog Malvael.
Pero
ella encontró una buena solución; la misma que yo te propongo.
Esto
te servirá tanto si ya estás en lo más profundo del pozo desasosieguil como si
crees que eres una persona feliz y realizada, aunque en realidad estés evitando
mirar ese rincón de la habitación donde las fuerzas oscuras y depresivas se
comen las miguitas de pan que vas dejando en el teclado del ordenador.
La
solución es escribir.
Vale,
tranquilos. No he descubierto nada nuevo. Lo acabo de decir con lo del 10%, sí.
Pero dejad que me explique.
¡Dejad que me explique, por Dios! |
No
vengo a hablarte del hábito de escritura. Eso de ponerte unas palabras mínimas
al día, de encontrar siempre tu hora de escritura. No. Eso lo hacen mucho mejor
otras personas como Gabriella Campbell, que además te dan la posibilidad de
contarles tu progreso. Si no me crees, aquí tienes el artículo que he empezado a seguir a rajatabla (y que, a
mí, me funciona).
Entonces,
¿qué narices quiero? Pues quiero que abras un proyecto. Quiero que empieces a
escribir con un fin. A escribir para terceros y con las expectativas altas.
No
me he vuelto loco. Es lo que me ha salvado y pienso que, si puedo ayudarte,
merece la pena.
Yo
me he propuesto unos objetivos, pero siempre después de haber conseguido dicho
hábito de escritura. Enseguida te digo cómo.
¿Pero qué me estás contando, humano? |
Una
de las formas para salir del desasosiego es participar en un concurso o
convocatoria.
Voy
a participar en la convocatoria de Windumanoth. ¿Qué es Windumanoth? Es (por
fin) una revista fantástica en papel que pretende dar voz a autores noveles.
Como las que tienen en muchos países y hacía falta en España. ¡Ah, y puedes financiarla en Patreon! ¡Un eurito al mes!
Las
bases son sencillas: 5.000 palabras de fantasía, ciencia ficción o terror. ¿Es
o no es un buen plan para empezar a salir de ese bloqueo escritor? ¿De ese
desasosiego? Aquí te dejo el enlace por si te apetece.
Muy recomendado.
También
puedes empezar a escribir una historia para subirla a una plataforma. Si no
tienes blog, puedes subirla a wattpad o similares.
Esta
opción la lleva a cabo Asier Gámiz en su blog Historias de hoguera, con su
proyecto La historia de Jhex.
Hace poco terminó su último capítulo, pero ya está preparando algo más grande en
las sombras. Subir una historia de forma periódica a una plataforma le ayudó a
salir del desasosiego.
También
está llevando a cabo esto de subir una historia capítulo a capítulo (aunque él,
de momento, no tenga mucho desasosiego) Rafael de la Rosa en su lista de correo
a la que te puedes apuntar en este enlace.
Si quieres seguir una historia espeluznante que acaba de comenzar, no dudes en
apuntarte.
Pero,
¿a qué viene toda esta preocupación por que no deje de escribir? Te preguntarás.
Como
sabes (porque te lo conté en este artículo),
soy corrector y por mis manos pasan muchas novelas. Novelas publicadas que son
igual de buenas (a veces, incluso menos buenas («lo siento», susurró)) que
otras novelas que me llegan y no están publicadas. O gente que conozco
que escribe igual de bien y que no ha publicado porque no se lo cree. Porque
sufre desasosiego.
Esto
viene a la par con el artículo de Ana González Duque sobre la mentalidad del escritor.
Y
yo también quiero darte un puñetazo en la cara (po’ favo’, no unfollow),
zarandearte el cerebro y gritarte en la oreja que te dejes de tonterías y te
pongas a escribir. Que escribas para algo, lo que sea, pero que escribas.
¿Quieres
terminar de una vez tu novela y presentarla a una editorial? ¡Hay mil
editoriales diferentes, alguna caerá! ¿Quieres participar en un concurso,
convocatoria, o, por Dios, una antología? ¡Tienes un montón de oportunidades!
Algunas antologías tienen hasta problemas para publicarse por falta de relatos
y tú ahí, quejándote de que nadie te publica.
Un
ejemplo son los chicos de la editorial Café con leche, que tuvieron que aplazar
la convocatoria de su antología por falta de relatos. Yo llegué tarde porque me
enteré dos días antes de la finalización (otro tema es por qué una editorial
como esta no recibe la difusión que merece).
Este
jueves comentaré una de sus obras, igual que hice con la de Víctor Blanco, Tiempo de matar.
La obra se titula El tren, y es de
Teresa P. Mira de Echevarría (aviso, me ha gustado), cuya edición física ya está en preventa aquí.
Atentos este jueves al blog. Si la compráis y venís al comentario con ella leída, mucho más que mejor.
¡Que sí! ¡Que el jueves! ¡Lo juro! |
Pero
volviendo al tema. En serio, se puede. Al Libro del Escritor llegan muchas historias para que las critiquemos,
historias de autores que han conseguido salir del desasosiego y han publicado
cosas geniales. Es cierto que de normal tienen algunos aspectos que pulir,
pero, vamos, ¡han publicado! No pretendas escribir tu obra maestra a la
primera.
Porque
si quieres que todo salga bien, te fijarás más en las cosas malas que en las
cosas buenas, en lo que te queda por conseguir que en lo que has conseguido.
Y
es ahí cuando llega el desasosiego.
Te
animo a que lo venzas.
¡Me parece genial lo que dices! Hay que dejar de decir «yo escribo» en nuestro entorno cercano —presumiendo a veces— y ponerse a hacerlo de verdad, buscar un MERCADO más allá del ámbito personal; escribir algo más que nuestras vivencias pues a no ser que seamos un arqueólogo-explorador detentador de un secreto gubernamental de relevancia internacional (vamos, una especie de Indiana Jones), nuestra biografía difícilmente interesará a un público mayor que a nuestro círculo de amigos y familiares.
ResponderEliminarComo bien dice el autor de este canal literario, ESCRIBAMOS. Pero atrevámonos con algo más que una redacción de diez páginas; con algo creativo, grande; con temas de interés general. El mercado real nos espera.
Exacto. Cada uno debe ponerse sus propias metas, pero que se las ponga :)
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