Entrevista a Concha Perea



Entrevista a Concepción Perea, autora de la novela La Corte de los espejos y de la serie El misterio de la Caja Bethel, en la que nos adentramos para ofreceros estas preguntas y respuestas de manera ficcionada. Atentos también a la pronta publicación de la segunda parte de su novela: La última primavera.


Si no sabéis quién es Concha ni conocéis El misterio de la Caja Bethel, mejor será que ella misma os cuente de qué va todo esto a continuación. Sin embargo, también podéis echar un vistazo a estos enlaces con sus redes sociales y su libro.

Aquí tenéis su Facebook y su Twitter.

Y aquí tenéis un enlace a su escuela, Factoría de autores.

Si queréis conseguir su serie literaria, podéis hacerlo en el siguiente enlace:

Pero antes de dar paso a la entrevista, quisiera agradecer a la autora por haber puesto tanto corazón y tanto empeño en las respuestas. Ha sido un placer.

Y ahora sí que sí, ¡adelante con la entrevista!

Una ardilla correteaba nerviosa por las tejas del edificio. Olisqueaba a cada paso y de tanto en tanto se erguía, con las orejas en punta, para otear el cielo urbano de Barcelona. Sin embargo, esta vez, yo llegaba puntual. Me había preparado a conciencia las preguntas e incluso había elegido también una forma animal.
Caminar a cuatro patas era más complicado de lo que parecía. Si te dejabas llevar, todo era un juego de caderas. Pero no tenía ningún arte al respecto. Fuera de ser sigiloso, tropecé a pocos metros de ella.
—¿Blas? ¿Eres un gato naranja? —dijo Concha.
Me lamí la pata que me había torcido.
—¿No te gusta? —pregunté.
—Hombre, como humana, sí, como roedora… ¿Y a qué viene ese sombrero lleno de engranajes? Llama demasiado la atención. ¿Acaso eres un gato de circo?
Enarqué una ceja, indignado.
­—Es un sombrero stimpunk. Soy un gato stimpunk. La serie está ambientada en una Barcelona de ese estilo, ¿no? Pues eso.
—Es con «ea». Steampunk —me corrigió.
—¿Cómo?
—Mira, déjalo. Mejor empecemos con las preguntas. No creo que tarden mucho en aparecer los personajes.
—Está bien. —Saqué un cuaderno del sombrero y lo abrí como pude—. Tendría que haber elegido un animal con manos —dije.
—Venga, dispara —exclamó Concha haciendo el gesto del arma con sus dedos.
La miré mal.

—Está bien. ¿Quién es Concepción Perea? ¿Qué ha escrito?
La ardilla se rascó la cabecita un momento antes de contestar.
—Cada vez que me hacen esa pregunta me dan ganas de contestar que no lo sé. Es una pregunta muy difícil. A ver, soy una profesora de narrativa que trabaja en Factoría de Autores, me encanta escribir historias y ayudar a otros a que las escriban. He escrito La Corte de los Espejos y su segunda parte La Última Primavera, que saldrá en breve con el sello Runas de Alianza Editorial. También tengo El misterio de la Caja Bethel en versión digital, que es donde nos encontramos, y coordiné la antología fantástica Cuentos desde el Otro Lado, donde hay relatos de algunos de los mejores autores de fantasía de nuestro país.

¿Y qué estudiaste? ¿Cómo eras de estudiante?
Estudié humanidades, en mis años de instituto era un desastre, no fui para nada una buena estudiante, pero cuando llegué a la universidad y pude estudiar lo que de verdad me gustaba la cosa cambió bastante.

¿Y de qué has trabajado?
—Pues un poco de todo, he sido profesora particular, teleoperadora y guía turística hasta que hice el máster de creación literaria y empecé a dar clases de narrativa.
—Vaya, qué envidia —dije—. Me encanta el mundo de la docencia.
Intenté rascarme los bigotes con la lengua, pero al final tuve que hacerlo con la pata.
—¿Continuamos? —Concha daba pataditas al tejado con su pierna de ardilla.

—Sí, sí. ¿Cuál es tu relación con el rol? ¿Cuáles son tus juegos favoritos actualmente?
—Pues mira, siempre me ha gustado jugar al rol, es la forma más interactiva de contar una historia que conozco. No me gustaría dejar de hacerlo nunca. Mis juegos favoritos son Aquelarre, Changeling, La llamada de Cthulhu y Kult, aunque ahora estoy probando otros como Reflejo, Omertá y Devious, que están escritos por españoles y son maravillosos.

—La verdad es que ahora que me estoy metiendo en el mundillo de los juegos de mesa sí es verdad que hay mucha producción española de calidad. Pero, cuéntanos, ¿por qué escribes? ¿Qué te impulsó a ello? 
—Escribo desde que era muy pequeña, se me ocurrían historias y me parecía que escribirlas era lo que había que hacer. Para mí era algo totalmente normal, tenía cuadernos con cuentos, historias largas y mis propios guiones para comics de X-Men, que serían lo más parecido al fanfic que había en mi época. Supongo que pasé de ser una lectora adicta a una escritora aficionada sin darme cuenta.

¿Y cómo y cuándo empezaste a escribir? ¿Cuándo decidiste hacerlo profesionalmente?
—Realmente lo mío es un caso raro, yo no tenía muy claro si quería ser escritora profesional. Las cosas llegaron de improviso, una agencia literaria me propuso representarme y dije que sí. Pero hasta que vi el libro publicado nunca llegué a creerme que me convertiría en escritora.

—Parece una historia tipo cuento de hadas. Me encanta.
—¡Ahí están! —gritó Concha. Rápidamente se asomó al borde del edificio. La seguí y guardé el cuaderno en el sombrero. El protagonista, Félix, y una joven bajaban del tranvía. Caminaron de la mano y nosotros los seguimos desde las alturas.
—¿Te gusta verlo desde dentro? —pregunté.
—¿Estás listo para correr? —fue toda su respuesta.
—¿Cómo dices? —Me asomé a la cornisa y vi cómo Felix se ataba un zapato mientras su compañera se apoyaba en una tapia. Dos hombres los cercaban—. Mierda, es ese momento, ¿verdad?
Concha saltó y aplaudió.
—¡Sí!
Se oyeron gritos y golpes y Concha empezó a correr por los tejados como alma que lleva la euforia del escritor. Corrí tras ella intentando que no se me cayera el maldito sombrero, con cuidado de no tropezar con esas estúpidas patas. Por qué no había elegido ser un pájaro.
Concha saltaba riendo de tejado en tejado, haciendo equilibrios por los canalones y atravesando los humos y los vapores propios de la ciudad. Perseguía a sus protagonistas en la carrera para no perderlos de vista. La acción de su serie estaba pasando frente a sus ojos en ese momento y no había quien la parara.
—¡Es allí! —dijo.
Yo estaba a punto de vomitar una asquerosa bola de pelo.
—¿Dónde?
—¡Aquí!
De pronto desapareció. Atontado por el cansancio, seguí adelante hasta caer al vacío. Cuando el mundo dejó de dar vueltas y pude sostenerme, vi a Concha señalando hacia la calle.
—Subirá por aquí. Escondámonos —dijo.
La seguí hasta una chimenea y nos escondimos tras ella.
—Aún queda un rato. Puedes seguir preguntándome.
Con la respiración a mil por hora y tumbado boca arriba, saqué la libreta del sombrero y continué con la entrevista.

—Esta es importante —dije—. Para todo aquel que quiere escribir, publicar, crear un proyecto, vivir de la literatura, etc., me encantaría que respondieras a: ¿qué errores cometiste hasta llegar a tu situación actual? ¿Qué consecuencias tuvieron? ¿Arrastras alguna?
—Mi gran error ha sido no ser más disciplinada a la hora de escribir y no darle prioridad a la escritura, he tenido que darme cuenta de que no era un hobby y empezar a tomármelo como algo verdaderamente profesional, ha sido duro porque durante un tiempo pensé que eso mataba el placer de escribir por gusto. —Se asomó un momento y luego volvió a mirarme—. Luego me di cuenta de que mientras escriba lo que quiera siempre será un placer, aunque ahora lo haga de un modo más estructurado.

¿Y has tenido formación como escritor, corrector, editor, etc.?
Como ya te he dicho, hice un máster de creación literaria y ahora me gustaría hacer un doctorado. —Se oyeron unos ruidos provenientes del piso de abajo—. Rápido, ya vienen.
Pasé varias páginas a toda velocidad.

—Ehhh… Vale. Dime tres éxitos en tu carrera.
Fácil. La Corte de los Espejos, La Última Primavera y esta, El Misterio de la Caja Bethel.

Tres fracasos.
—No escribir antes La Última Primavera, haber dividido un libro en dos partes (nunca más) y ser tan lenta escribiendo.

—Créeme, te entiendo perfectamente —dije.
—¡Ahí está! ¡Silencio! —susurró Concha.
En el tejado apareció una chica. Pronto se oyó la voz de Felix, el protagonista. Y un disparo. Más tarde, cuando todo volvía a estar desierto, una señorita bastante alta y vestida de hombre con unos llamativos pantalones bombachos rojos, pistola en mano, hizo el camino contrario y desapareció por la fachada del edificio.
Antes de que pudiéramos decir nada, como en una de esas películas cómicas, volvió a aparecer la chica, que seguía a la mujer alta. Solo que esta vez la acompañaba un mono. «Menuda imaginación tiene Concha», pensé mirando a aquella ardilla.
El mono se quedó quieto y, tras un titubeo, giró la cabeza hacia nosotros y nos observó por un momento. Ambos nos asustamos, no queríamos interferir en la historia. Sin embargo, el mono siguió caminando hasta el borde del edificio y, tras darnos un último vistazo, desapareció también.
¿Acaso aquel animal había intuido quiénes éramos?
—Qué susto, por Dios. Creí que nos habían descubierto —dijo Concha con una sonrisa—. ¿Dónde vamos ahora?
—No podemos alejarnos mucho de los escenarios ni de los sucesos de la obra, pero lo mejor será que continuemos con las preguntas en un lugar más tranquilo —dije.
—No creo que exista ningún lugar tranquilo en esta historia. Pero podemos colarnos en casa del protagonista.
Pasamos el día en nuestra forma humana por las calles de Barcelona. Me encantó tomar algo en el café-expres, una especie de vagoneta con una barra de bar portátil que te paseaba por la ciudad. Cenamos y, pasado un tiempo prudencial, volvimos a nuestra forma animal y nos colamos en la casa de Felix. Concha conocía la disposición de la vivienda y sabía cuál era el mejor lugar para descansar sin ser descubiertos.
—Tranquilo, están demasiado ocupados para venir aquí.
—Lo sé. ¿Seguimos, pues?
—Adelante.

Me gustaría que habláramos un poco de tu día a día: ¿cuántas horas diarias o semanales le dedicas a escribir? ¿Y a la empresa?
—Soy profesora de narrativa y eso ocupa mucho tiempo porque me gusta dedicarle a mis alumnos toda la atención posible, no escribo a diario aunque me gustaría, aprovecho sobre todo los fines de semana y las tardes que no trabajo.

¿Tienes algún hábito de escritura?
—Escribo siempre con música, no me imagino escribiendo en silencio. Además, un día estoy escuchando heavy y al otro música clásica y al día siguiente jazz, tengo unos gustos musicales muy eclécticos.

¿Y algún hábito no literario?
Mi hábito no literario es pasear a mi perra, me encanta. Es un modo de desconectar de todo.

¿Qué género te gusta escribir más (y cuál menos) y por qué?
Lo que más me gusta escribir es el género fantástico, imagino que me costaría escribir género romántico, pero la verdad es que nunca lo he intentado.

—¿Cuál es tu mayor problema a la hora de escribir? ¿Cómo lo resuelves?
—Mi mayor problema es que tengo TDAH y me cuesta mucho concentrarme durante periodos largos, lo suelo solucionar escuchando música y dándome descansos cortos de vez en cuando.

—¿Me puedes explicar un poco tu proceso de escritura, por favor?
Y sin favor —dijo. Se ajustó las gafas y se levantó a por uno de los libros de la estantería de Felix. Su pelo rojo brillaba con la luz de la habitación—. Mi proceso empieza con una idea y un cuaderno. —Dio dos toquecitos al libro con el dedo y lo dejó sobre la mesa—. Básicamente empiezo a desarrollar un primer esbozo en una libreta que se emborrona muy fácilmente y que luego tengo que descifrar porque, a veces, con el fragor de la creatividad ni yo me entiendo, pero una vez tengo desarrollado este primer bloque de notas puedo empezar a planificar de verdad, trabajando con las líneas temporales y los personajes.
Sonreí.

Dime algunos consejos para los que quieren escribir, publicar y/o vivir de la literatura.
—Vivir de la escritura es muy, muy difícil, no dejes tu trabajo para escribir, busca alguno que te deje horas para hacerlo. No serás un buen escritor si no eres un lector asiduo. Busca buenos lectores cero que lean tus manuscritos y te den consejos útiles, huye de la crítica destructiva pero no te cierres a escuchar a tus lectores, incluso cuando no te gusta lo que te digan. Fórmate, busca talleres de escritura, ve a conferencias, lee artículos. Escribir es algo que se puede aprender a hacer y que siempre se debe aspirar a mejorar. No te rindas.
La habitación quedó en silencio unos instantes. Asentí y volví a mi libreta.

Ventajas y desventajas de la fantasía adulta y el steampunk.
—Para mí la ventaja es que la fantasía para adultos es exigente y te ofrece retos creativos que la narrativa realista no tiene. Lo malo del steampunk es que se estancó muy rápido y todos acabamos trabajando con un género muy limitado, lleno de clichés. Te daba la sensación de estar leyendo siempre lo mismo. Necesita regeneración y menos etiquetas.

—Eso es lo que tú has intentado con esta serie, me imagino. Pero ahora, si te parece, vamos a hablar de la novela por la que todos te conocen. La corte de los espejos.
—Esa me la sé. Puedes preguntar lo que quieras. —Rio.

—De acuerdo. ¿Por qué un prólogo tan largo?
—Porque era una escritora novel que escribía un blog para sus amigos, no una novela.

¿Por qué falta un glosario de criaturas o un mapa en tu novela?
—La editorial no los pidió y yo no pensé que fuese tan importante. Pero la segunda parte, La última primavera, ¡sí tiene mapa!

¿Por qué tu protagonista se llama Nicasia?
—Nicasia significa en griego «la que triunfa» y me encanta. Además, era el nombre de mi profesora de 1º y 2º de EGB, una mujer maravillosa.

¿Qué nos puedes contar de tus obras que no son La corte de los espejos
 —Que las estoy escribiendo ahora —dijo abriendo los brazos—, tenía ganas de escribir algo más oscuro que rindiese homenaje a mi pasión por la literatura gótica. Espero ser capaz de lograrlo.

—Seguro que sí —dije—. Y hablando ahora de esta serie literaria en la que estamos, háblanos un poco de tu experiencia publicando este Misterio de la Caja Bethel.
—Fue divertido y algo estresante. Yo la habría hecho más larga, fue un experimento que quiso probar Fantascy y me encantó formar parte de él.

¿Conoces otras series literarias?
La verdad es que es un campo que tengo por explorar, pero creo que una literatura por entregas podría ser un modo genial de enganchar a los lectores. Como digo, es un campo por explorar.

¿Qué diferencia hay entre escribir una serie y una novela tan extensa como La Corte de los espejos?
—La ventaja y la desventaja son la misma: la rapidez. Hay que escribir rápido y eso es bueno porque te obligas a tener disciplina de trabajo, pero a veces no te da tiempo a pensar en los detalles de las tramas tanto como se debería.

—Bueno, Concha. Ahora solo me queda preguntarte sobre tu faceta como profesora.
—¿Ya? ¿No nos vamos a volver a transformar en animales? Ah, no, no, no.
Dicho y hecho, se transformó otra vez en ardilla y salió por la ventana.
Puse los ojos en blanco. Era cierto lo de que es un puro nervio. Me transformé en gato, guardé la libreta en el sombrero y corrí tras ella.
—Pero, ¿dónde vamos? —pregunté ya en la calle.
—Ajusta un poco el tiempo de la historia, ¿quieres? Vamos a la traca final.
Recordé el desenlace de la historia y me quedé pálido. ¿Quería meterse ahí?
—¡No! ¡Ni hablar!
Al día siguiente estábamos en el cementerio.

—¿Ya estás contenta?
—Sí —contestó ella con una sonrisa.
Volvíamos a estar en nuestra forma humana y observábamos el entierro desde lejos. Solo de recordar la locura en la que nos habíamos metido se me ponían los pelos de punta.
—¿Terminamos la entrevista? —pregunté.
—Vale.
Empezamos nuestro paseo por el camposanto.

¿Vives de la docencia? Si no es el caso, ¿de qué vives?
—Soy profesora de narrativa en Factoría de Autores y es el trabajo de mis sueños.

—¿Qué me puedes contar de Factoría de autores y de tu papel allí? ¿Cuánto tiempo lleva en activo?
—Fundé Factoría de Autores hace cinco años, desde entonces compagino mi actividad como docente, impartiendo clases de narrativa online, con la escritura. La idea surgió después de participar en el Máster de Creación Literaria de la Universidad de Sevilla, donde me di cuenta de que no había espacio para el tipo de narrativa que a mí me gustaba. Fue entonces cuando decidí aprender tanto como me fuera posible y transmitírselo a mis alumnos.

¿Qué hay que hacer para trabajar o publicar con Factoría de autores?
—Para trabajar ser escritor con alguna obra publicada y enviar un buen proyecto para un curso de narrativa; para publicar ser alumno. Las publicaciones son exclusivas para ellos, queremos ayudarlos a realizarse como autores y a dar sus primeros pasos en el mundo editorial.

¿Qué es lo que más amas y lo que más odias del trabajo como docente?
—Me encantan mis alumnos, son gente maravillosa, que se apuntan a un bombardeo, preguntones y con muchas ganas de mejorar. Muchos de ellos acaban convirtiéndose en amigos personales. Y cuando alguno logra publicar me alegro muchísimo. Pero lo que menos me gusta es lidiar con la parte informática. Soy bastante negada, las redes sociales son importantes para una empresa, pero se comen mucho tiempo y a veces dan muchos dolores de cabeza.

—Y ahora: mayor satisfacción como escritor.
—Cuando mando el manuscrito acabado a mi agente, ese momento de «clausura» es de satisfacción y alivio. Siempre prometo que me voy a dar un descanso entre un manuscrito y otro, pero nunca lo cumplo. También me encanta hablar con los lectores.

Mayor satisfacción como docente.
—Tratar con mis alumnos y ver que lo que les enseño les resulta útil. Que disfrutan las clases y se animan a escribir.

—¿Qué te motiva a seguir? ¿Trabajas de alguna forma esa motivación para mantenerla o nunca se agota? ¿Qué personas te empujan a seguir?
—A dar clase me motivan mis alumnos y lo bien que lo pasamos en clase. Hacen que merezca mucho la pena seguir. A escribir mis compañeros de armas: David B. Gil, Juan Cuadra, Aranzazu Serrano, Antonio Torrubia y mi agente, Txell Torrent. Solemos hablar mucho entre nosotros, son un apoyo importante. También tengo a mi pareja Jordi Noguera, que trabaja conmigo en Factoría de Autores y me anima a escribir, además de ser un lector cero muy exigente.

—Y, para terminar, ¿qué es Bibliofórum?
—Es una asociación literaria que llevo junto a mi amigo Antonio Vileya, damos charlas y conferencias literarias intentando que sean divertidas y que se hable de todos los géneros literarios sin discriminar ninguno.

—¿Y qué me puedes decir de los próximos proyectos de Concha Perea, fuera de la segunda parte de La Corte de los espejos?
Estoy trabajando en un proyecto con el dibujante Javier Fernández Carrera «Pinturero» que espero que logre salir a la luz, porque él es un gran artista y tenía muchas ganas de trabajar con él. También estoy acabando un relato para la revista de Cristina Jurado: SuperSonic; esto a corto plazo.

Nos paramos en el umbral de la puerta del cementerio y nos quedamos el uno frente al otro.

—Vale. Pregunta extra —dije—: cuéntame un poco tu experiencia personal con las bibliotecas.
—Porque tu blog es una biblioteca, ¿no? —Rio.
—Exactamente.
—Mira, he visto de todo, pero la mayoría se esfuerzan muchísimo y hacen un gran trabajo con muy pocos medios.

Entonces nos dimos un abrazo afectuoso. Me lo había pasado muy bien con ella dentro de El misterio de la Caja Bethel.

—¿Unas últimas palabras? —dije.
—Ha sido divertido.

Concha vestida de gala
¡Y hasta aquí la entrevista!

Espero que os haya gustado y también espero vuestros comentarios (¡Concha los espera más!).

La próxima entrevista será a Víctor Blanco, autor de la serie Tiempo de matar, que ya comentamos hace unos meses en Biblioteca-T.

¡Nos leemos!



















2 comentarios:

  1. Me encantó! Me lo he pasado como un crío leyendo! Y qué maja parece Concha, me han entrado ganas de ir a tomarme una cerveza con ella.

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    1. No sabes lo feliz que me haces, me alegro un montón. Y Concha es genial, como puedes comprobar. Espero que te hayamos convencido para leer su serie ;)

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